¿Duele la electromiografía?

La electromiografía es indolora o mínimamente dolorosa.

Los artículos disponibles sobre el dolor causado por la electromiografía son escasos. En mi opinión, se trata de un problema más relevante de lo que indica su escaso reflejo en la literatura, que puede hacer que el paciente imagine una sesión de electromiografía como una experiencia desagradable. Nada más lejos de la realidad.

El paciente que se va a realizar un electromiograma suele informarse de la naturaleza de la prueba a través de compañeros, vecinos o familiares, o por medio de foros en la red. Fuentes de información que suelen ser sesgadas, en las que pesa más una experiencia negativa que muchas experiencias positivas. A veces el propio médico que la prescribe exagera la incomodidad de la misma.

En mi experiencia, el paciente mal informado llega a mi consulta con reservas, atemorizado por lo que le han referido, para salir de la misma diciendo que no era para tanto.

En lo que se refiere a la electromiografía con aguja, y al menos en mi consulta, puede considerarse que la prueba es prácticamente indolora.

La electromiografía con aguja se basa en la inserción de la misma en uno o varios músculos. La aguja atraviesa la piel, con sus receptores del dolor, y llega al músculo, que también posee sus receptores del dolor. Sobre cualquier dolor muscular, sea patológico o yatrogénico, influyen elementos propios del paciente como la ansiedad, la relajación muscular, la región a explorar, el sexo (las mujeres se quejan menos) y el umbral de dolor de cada individuo, y elementos técnicos, como el grosor de la aguja y la pericia del electromiografista.

La ansiedad puede disminuirse con una charla previa al paciente, informándole claramente del proceso. El dolor de fondo que puede traer el paciente por su proceso patológico puede reforzar el pequeño dolor que se experimenta en la electromiografía, por lo que es conveniente que no abandone su tratamiento, ya sea con analgésicos, antiinflamatorios o miorrelajantes, pensando en que puedan los fármacos influir en los resultados. El paciente ha de conocer los beneficios y la información que le va a proporcionar la electromiografía en su búsqueda de la salud, con lo que aumenta su disposición para la misma. Generalmente, la ansiedad disminuye acusadamente tras las primeras inserciones de la aguja y el paciente experimenta un dolor mínimo o nulo. La tranquilidad del profesional, transmitida a su paciente, y el ambiente acogedor, con una música de fondo, facilitan la disminución de la ansiedad, hasta el punto de que algunos de mis pacientes quedan con somnolencia tras la prueba, y a muchos se les hace más corta.

La relajación de la musculatura a examinar es primordial en un examen electromiográfico. Facilitar posturas cómodas con una camilla adecuada y colocar las articulaciones en posiciones neutras, para evitar disbalances entre músculos agonistas y antagonistas, son las claves fundamentales para conseguir este punto. Ha de enseñarse al paciente sobre la manera de relajar cada músculo.

El resto del problema se resuelve con una serie de cuestiones técnicas: la inserción de la aguja debe realizarse en músculos poco dolorosos y, dentro de cada músculo, en puntos adecuados. Debe minimizarse el movimiento de la aguja dentro del músculo, tanto para buscar zonas del mismo por parte del examinador, como al contraer la musculatura por parte del paciente. Utilizar un calibre de aguja lo más fino posible y usar agujas bien fabricadas, especialmente con un correcto afilado, completan los requerimientos técnicos para una electromiografía indolora. Si además se evitan hemorragias y hematomas, lo cual es muy fácil, se refuerza la percepción positiva de la prueba.

Como se deduce de lo anterior, la figura del electromiografista contribuye en un 90% en erradicar el dolor de una prueba que goza de mala fama.

Concluyendo, puede aconsejarse a quien se va a realizar un electromiograma:

– informarse correctamente de la naturaleza de la prueba; quien mejor le va a informar es el neurofisiólogo electromiografista

– si padece un proceso doloroso en tratamiento, no abandonar la medicación para hacerse la prueba

– acudir a la consulta tranquilo y confiado: no vale la pena pasar un mal rato anticipando algo negativo que luego no sucede

– pensar en que la electromiografía es una prueba muy útil que le va a proporcionar una información primordial para mejorar su salud.